-------------- PASCUAL MEZQUITA DEFIENDE LA (( NATURALEZA)) DE SER TORERO

El diestro acudió por primera vez a las charlas de la "Peña Taurina Palentina", donde expuso los motivos culturales e históricos de la celebración de las corridas.
J. Caballero - Palencia, 5 de febrero del 2015


      Sigue la actividad cultural de la Peña Taurina Palentina y el jueves pasado en la tertulia semanal intervino el matador de toros Pascual Mezquita. Ha sido la primera participación en estos ciclos de conferencias pero, a tenor del impacto provocado por su intervención, seguro no será la última.
     Pascual Mezquita, una vez que decidió dar por concluida su etapa profesional como matador de toros, empezó otra en la Universidad de Salamanca y allí obtuvo la licenciatura en Historia y, consecuencia de esta titulación académica es el título de la conferencia impartida en la Peña: La ética natural del torero porque precisamente este fue el título que eligió para su tesis doctoral.

     Comenzó su disertación haciendo una breve referencia a sus orígenes, su nacimiento en Baracaldo y su crianza con los abuelos en Carbajales de Alba (Zamora). La relación que las gentes de este pueblo tenían con el toro, está seguro, le marcaron. Presenciar de niño los "espantos" y después de adolescente participar en ellos supuso para él una gran conquista. Los veranos volvía a Baracaldo, y desde allí, su padre le llevaba a la Semana Grande en la Plaza de Toros de Vistalegre, donde después logró triunfar como torero.

    La exposición fue, en efecto, una tesis doctoral y el Tribunal ante el que se expuso concedió al doctorando  la calificación de cum laude. La elección de este título y de este tema le trajo más de un dolor de cabeza, confesó el conferenciante, pero era el que él quería. Hoy los aficionados se lo agradecemos. Nunca habíamos escuchado argumentos tan sólidos en defensa del mundo de los toros.     Para comprender la ética en el toreo, dijo, debemos adentrarnos en los motivos culturales y en las circunstancias históricas que han llevado a los españoles a la celebración de las corridas de toros y el desarrollo del arte del toreo, desde su emoción y sus sentimientos, y no sólo desde el análisis superficial y muy discutible del sufrimiento del animal.


     Justificó su tesis al verificar que "los hombres eligen lo que eligen porque son lo que son", "su naturaleza humana", tanto física, como social y cultural. Si una de las actividades que culturalmente se desarrolla en la sociedad española es la fiesta de los toros, el querer ser torero, será "natural" y por tanto una elección ética del hombre que quiere realizarse expresando sus sentimientos.
    Trajo en su ayuda a Ortega y Gasset cuando recordó que una raza de hombres es una clase de productos culturales, de ideas, de acciones y de sentimientos. Y originariamente y sobretodo, una raza, es una manera de pensar.

    Concluyó con unos emotivos y clarificadores versos de Miguel Hernández: "Los bueyes mueren vestidos/ de humildad y olor a cuadra/ Las águilas, los leones/ y los toros, de arrogancia, y detrás de ellos el cielo/ ni se enturbia ni se acaba".